En un país donde más del 60 % de la población trabaja en la informalidad o carece de historial bancario, la exclusión crediticia sigue siendo una de las barreras más grandes para el desarrollo económico individual. Las grandes instituciones financieras continúan usando el buró como único filtro, sin ofrecer alternativas reales para quienes viven al margen del sistema tradicional. Sin embargo, la tecnología financiera ha comenzado a cambiar este panorama, proponiendo soluciones más justas. Hoy existen créditos sin buró, enfocados en personas que desean resolver una emergencia o invertir en su negocio, sin tener que justificar años de pasado financiero. Estas plataformas evalúan factores actuales como ingresos, consistencia de información y estabilidad general, sin necesidad de presentar avales o nómina. El proceso es automatizado, discreto y eficiente, lo que reduce tiempos y elimina el juicio que muchas veces acompaña al crédito tradicional.